En este país escandinavo, donde se come reno, donde los precios sobrepasan cualquier precio de cualquier país europeo, pero los sueldos también, donde domina el gris y que curiosamente por la latitud que tiene llega a tener días de hasta 24 horas de luz y días de hasta 24 horas sin luz, comenzamos a pasear por Oslo, la capital.
Sin alejarnos del centro llegamos a donde pasaríamos nuestra primer noche, en un barrio residencial cerca de las embajadas y de los jardines del Palacio Real. Allí nos esperaba Kjersti que a pesar de su nacionalidad noruega nos recibió con dos cálidos besos, en lugar de darnos la mano como acostumbran ellos, y cocinamos una tortilla española. Luego de cenar, tomar vino, café y chocolate con ella y cuatro personas más, dormimos aquella noche para levantarnos en un día frío de otoño y coger el autobús en el que nos dirigiríamos hacia Hagafoss. En el camino pudimos admirar los paisajes rodeados por montañas, el lago que refleja todo casi como un espejo, los árboles en sus tonalidades más otoñales, verdes y amarillos, y después de unas cuatro horas de viaje por fin llegamos a Hovet donde pasaríamos de diez a doce días en una cabaña junto a un río, alejados de casi todo.
La gente aquí es muy amable, hablan inglés fluido como segunda lengua, sea cual sea la edad que tengan y saben que para los que venimos de fuera acá es todo muy caro. Aunque hablando de política siempre nos quejemos de nuestros gobiernos, me llama la atención que los noruegos también lo hagan, puesto que gracias a su gobiernos al país le va tan bien.
Nos contaron una cosa curiosa respecto de la temperatura del invierno, y debo aclarar que en esta fecha, Octubre ronda de día los 0º y de noche puede bajar a unos 7º C negativos. Pues nos contaron que aquí en Hovet hubo cuatro inviernos que la temperatura llegó a rondar los 40º C negativos. Pero aquí las cabañas, que son las construcciones más típicas, y que han tenido auge en los últimos 20 o 30 años están muy bien construidas. Como dijo Magne, el dueño de la cabaña donde nos alojamos, respondiendo a una afirmación de Ángel de que el frío aquí es un problema, "no, el frío para nosotros no es un problema". Evidentemente, el problema sería nuestro si hiciera este frío en nuestras españolas latitudes, pero para los noruegos no lo es!
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