Aquella mañana nos despertamos con el paisaje cubierto de nieve, así que decidimos tomarnos el día libre e irnos a pasear por el bosque. La idea era cruzar el río por un puente que Ángel conocía a 15 minutos de la cabaña, a partir de entonces el camino se nos hacía desconocido para los dos.
Y efectivamente encontramos el puente y al cruzarlo decidimos celebrarlo fabricando un muñeco de nieve, con su gorro incluido.
Fue curioso como en aquel paseo que duró unas 3 horas descubrimos muchas cosas por el camino; cabañas de trabajadores abandonadas, un parque de juego construido en madera en mitad del bosque, las huellas sobre la nieve de lo que probablemente fuese un zorro... Pero lo más curioso fue cuando decidimos dejar el camino y adentrarnos en el bosque. A lo pocos metros descubrimos que alguien estaba construyendo una cabaña en lo alto de los árboles. De momento tenían el suelo y la escalera que te llevaba a él, y claro, no perdimos la oportunidad de subirnos y tomar algunas fotos desde allí.
Luego el camino se bifurcaba y en cada bifurcación aparecían más bifurcaciones. Al principio seguíamos las pisadas de alguien que había madrugado más que nosotros, pero luego fuimos tomando el camino que el sentido común nos fue indicando para alcanzar la carretera y empezar el regreso a casa.
En el camino de vuelta pasamos por el colegio del pueblo, construido en 1952 (Magne nos contó que él inauguró el colegio en su primer año escolarizado) Allí no pudimos resistir la tentación de probar una tirolina que habían construido para que se divirtiesen los niños.
De allí a la cabaña, a comer y descansar. Pero justo cuando estábamos preparando la comida vino Magne y nos invitó a visitar con su coche unos cuantos pueblos de los alrededores. Así que esa misma tarde nos pusimos en marcha.
¡Ah! ¿Qué quien es Magne? Bueno, algún día os lo contaremos y os enseñaremos una foto de quien se está convirtiendo en nuestro ídolo personal :)
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