martes, 20 de noviembre de 2012

Cuzco, ombligo del mundo

Día 4 - 18 Nov
Día de tránsito

Esa mañana la pasamos en Lima, pero a la 13:15 salía nuestro autobús dirección Cuzco. Enfrente nos esperaban 22 horas de recorrido. 
Salimos de la capital del Perú con un paisaje pseudo-desértico, con el pacífico de fondo y poblados que bañaban de vez en cuando las carretera.  
Lo que más nos resulto curioso eran los vendedores que de vez en cuando se subían para vendernos comida y bebída, pero sobre todo dos de ellos que después de 20 minutos de discurso, arengando a los viajeros con lo beneficiosos que eran sus productos, y enseñándoles reglas básicas de salud e higiene pretendían vender (y lo consiguieron) pasta dentífrica, cepillos de dientes y un producto extraño a base de sacha inchi, planta apreciada por sus omegas.

El autobús iba lleno de gente del país excepto por 5 guiris y nosotros. Justo detrás de nosotros iba una señora que cada vez que atendía el teléfono lo hacía en quechua. Nos parecía simpática la señora hasta que estornudó y nos bañó por completo a los dos... la madre que la parió.

Y bueno, después de ver una película en el ordenador/computadora nos dormimos como pudimos



Días 5 y 6 -19 y 20 Nov
Qosco, capital del imperio Inca

Nos despertamos a pocas horas de Cusco, y ya empezamos a notar el mal de altura de una manera más concreta; dolor de cabeza, nauseas, respiración acelerada... Al llegar a la terminal de autobús tomamos una taxi y ns fuimos directamente a la Plaza de Armas, el centro neurálgico de la ciudad, donde se encuentran 2 iglesias hechas por los españoles. La ciudad tienen muchas iglesias construidas sobre los templos incas de adoración al rey Sol o los astros.
Allí nos encontramos a Tomás, un chico argentino que se dedicaba a vender sandwiches por la calle, y nos recomendó tomar mate de coca (infusión a base de hojas de coca) y a la hora otra infusión de manzanilla, para limpiar por dentro y encontrarse mejor.
De allí caminando a nuestro alojamiento, un pequeño hostal a 5 minutos de la plaza, donde casualmente nos ofrecieron el famoso mate de coca.

La ciudad de Cuzco/Cusco/Qosco (en quechua: ombligo) está preparada casi íntegramente para el turismo. Te asaltan por la calle ofreciéndote paquetes turísticos, entradas a Machu Picchu, cambio de divisas, masajes, restaurantes, hoteles, taxis, etc.
La ciudad también está repleta por puestos de artesanía, vendedores de fruta y jugos, en el que en uno de ellos probamos el jugo de quinua.
Nos acercamos a unas galerías con puestos de artesanía local, con artículos muy interesantes como por ejemplo jerséis hechos de lana de alpaca.

En otra ocasión nos perdimos en los barrios locales, fuera del área de turismo, donde encontramos una marabunta de cusqueños yendo de aquí para allá, comprando, vendiendo. Allí fue donde probamos las leche asada, dulce hecho a base de leche y huevo, muy parecido al flan.

Lo que más causó impresión de la ciudad, fueron unas calles en las que la base de los muros de los edificios estaban hechos por los Incas, con piedras gigantescas encajadas entre sí a modo de “tetris”, en la que destacaba la conocida piedra de los 12 ángulos. Y a su lado se podía distinguir claramente la parte hecha por los españoles, con piedras más pequeñas encajadas de modo similar pero que los lugareños a modo de burla dicen que esos son los muros de los “Inca-paces”, que eran los españoles.

Allí cerca nos encontramos a un viejecito que nos ofreció hojas de coca. Nos dijo que debíamos tomarlas con las dos manos, poner una en la boca hasta que se le vaya el sabor y luego acumularla en el cachete y poner otra.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario