sábado, 17 de noviembre de 2012

Lima, capital del Perú.

DÍA 1 - 15 Nov
Comenzamos

A Lima aterrizamos con una hora de retraso y desde que salimos del aeropuerto ya nos dimos cuenta de como sería la ciudad de Lima. Nuestra primera "atracción turística" consistió en conseguir un taxi hasta el centro de la ciudad. Primero regatear el precio y segundo sobrevivir al tráfico de Lima. Después de que el taxi nos hiciera bajar en una gasolinera, porque iba a repostar gas, nos sumergimos en el panal de abejas que consiste la ciudad de Lima. Desde allí cogimos otro taxi hasta donde vive nuestro amigo Roberto, un barrio residencial al este de la ciudad.
Roberto es un tipo agradable, culto y se dedica a impartir clases de teatro. Nos recibió con una sonrisa y mucha amabilidad. 
Tiene la casa decorada con muy buen gusto y, lo que más nos gustó, una mesa con escaños convertible en cama.
AAquel día no dio para más, estábamos muy cansados de las 25 horas de viaje y del jet lag, así que nos fuimos derechos a dormir... mañana sería otro día.



Día 2 - 16 Nov
Lima, orden en el caos.

Al día siguiente nos levantamos muy temprano, ya habíamos descansado y Roberto nos esperaba con un desayuno que jamás habíamos probado: el tamal, nombre de origen indígena para designar este alimento hecho de una pasta de harina de maíz, relleno de carne de pollo o chancho y a veces no encontramos dentro una aceituna y un ají. Todo ello envuelto en hojas de mazorca y cocido al vapor.
Antes de irnos a recorrer la ciudad Roberto nos explicó todas las cosas interesantes que ver en la ciudad y allá fuimos.
Lo primero que tuvimos que hacer es aprender como funciona el sistema de los autobuses.
Al parecer no existe una compañía o líneas concretas con una ruta fija y con un horario establecido.  En los autobuses, antiguos y pequeños, trabajan dos personas; una es el conductor y el segundo se dedica a captar clientes, gritar hacia donde se dirige el autobús y a cobrar el billete una vez estás dentro. Y dependiendo de la distancia que vas a recorrer así cuesta el billete (o de la cara de guiri que tengas). A nosotros nos salía a un sol (0,30€) más o menos.
Para alguien no acostumbrado, la conducción limeña puede resultar traumática. En Lima la preferencia la tiene quien mas valor le eche al asunto. Los coches se cruzan de carril al improviso, los semáforos son respetados a duras penas, los pasos de cebra simples ornamentos urbanos, el humo asfixiante, los claxon suenan a discreción... y a pesar de todo, ellos se entienden sin problemas.

Con esta primera visión de Lima conseguimos llegar a la Plaza de las Armas, en el centro histórico de la ciudad y desde allí nuestra primera misión era cambiar euros al precio más conveniente. Para ello existen tres opciones: 1. en el banco donde el ratio es el peor, 2. en la casa de cambio, donde el cambio está mejor pero es complicado regatear y 3. cambiadores oficiales que trabajan en la calle, con los cuales se puede contratar un buen precio. En ese entonces compraban 1€ por 3,22 PEN (Nuevo Sol Peruano)

Y ya por fin recorrimos la ciudad viendo sus iglesias y conventos, plazas y monumentos, estatuas y parques... pero lo que realmente nos llamó la atención fue la vida callejera que tiene la ciudad, con sus puestos de frutas, jugos, frutos secos, bananas fritas, churros rellenos de lo que parecía dulce de leche (ahí nos acordamos de Luis), pero al final resulta que era manjar blanco, y un dulce nuevo para nosotros: la mazamorra. La mazamorra morada es un dulce con consistencia de jarabe hecho de maíz morado. Sí, habéis leído bien, existe el maíz morado. Lo sirven en una terrina acompañada de trozos de fruta.

Lima es una ciudad muy viva donde las gentes se ganan los soles vendiéndote cualquier cosa por la calle. Vimos tipos con móviles ofreciendo llamadas, artesanos callejeros, malabaristas, vendiendo dulces en los autobuses. Las tiendas abren todos los días hasta muy tarde, hecho que aprovechó Ángel para cortarse el pelo por 6 PEN (unos 1,85 €)

Al llegar la noche recorrimos un paseo peatonal con espectáculos callejeros, música, sermones religiosos y puestitos de dulces, donde descubrimos que al flan le llaman crema volteada, y venden leche asada, y demás dulces peruanos.

Día 3 - 17 Nov
Despedida de Lima

El último día lo dedicamos al barrio Miraflores, un barrio residencial donde está el malecón (costanera o paseo marítimo) que da al pacífico y que continúa con el barranco. Las playas son escasas casi no hay, pero los surfistas si aparecen en cantidades buscando las olas del mar.

A mediodía fuimos a un restaurante de comida típica, y probamos comidas a base de papa y maní, yuca, cerdo, maíz, y de beber probamos la famosa chicha morada, que para nuestra sorpresa es una bebida dulce que proviene del maíz morado, y que sin embargo todos conocemos por el famoso dicho "ni chica ni limonada".

Caminamos mucho hasta agotar nuestras fuerzas, y por la noche ya nos preparamos para partir rumbo Cusco en un viaje muy largo.  La última mañana entre comentarios de las expresiones que usamos los distintos hispano-hablantes, hicimos un desayuno típico de domingos: café, jugo de papaya, sandwich con chancho y batata acompañado de cebolla en aros.



  

  

  

  

3 comentarios:

  1. Con ese color me pregunto: ¿qué tiene de cola el Inca Kola?

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  2. Lo curioso de la Inka kola (que está muy buena) es que está prohibida en muchos países europeos debido a un producto colorante llamado tartrazina. Aunque han intentado sustituirla por otros colorantes el efecto deseado no se consiguió. La base de la Inca Kola es una hierba llamada luisa, aunque su fórmula se guarda en secreto.
    En 1999 Inka kola pasó a pertenecer al grupo Coca Cola.

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  3. un gusto ver que todo va perfecto como lo planearon... saluditos desde PARANA

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